viernes, 10 de diciembre de 2010

MISIONES SIN REPRESAS


El viernes 3 de diciembre de 2010, se presentó oficialmente el Grupo Misiones Sin Represas. Allí se llamó a ampliar la información a los pueblos y nacionalizar la causa.

Misiones Sin Represas esta compuesto por un núcleo humano de profesionales, estudiantes, militantes, religiosos, docentes y otras personas que desde hace unos meses viene configurando una serie de acciones orientadas a informar a la población acerca de las consecuencias adversas de las represas hidroeléctricas, focalizando en el proyecto Garabí.
En la jornada disertaron el ambientalista Raúl Breganolo y el ingeniero y especialista en energías alternativas, Eric Barney.
Unos de los lemas de la reunión fue: ¿Se suman a defender nuestra Misiones y su gente?”, cuya postura -largamente fundamentada y documentada- es la negativa rotunda a Garabí y a las grandes represas en general.

Resumen de las disertaciones (forma parte de una nota del periodista Sergio Alvez del diario Primera Edición y revista Superficie)

Un espacio abierto a todos “Este grupo nació por la inquietud de unas cuantas personas que comenzamos a reunirnos aquí en Oberá, básicamente desde la preocupación por la salud de la población y el medio ambiente. Hoy somos un grupo abierto a todo aquel que quiera sumarse, queremos brindar herramientas de conocimiento sobre represas, y llevar charlas a las escuelas, a las organizaciones sociales, estamos abiertos a brindar información y charlas a todos aquellos sectores que lo requieran”, resumió en la apertura el periodista Walter Bravo, uno de los integrantes de Misiones sin Represas.

“Todas las represas son destructivas”
“Grandes Represas, Dinosaurios del Progreso” se denominó la charla de Raúl Breganolo valiéndose de un proyector de imágenes. A través del recorrido visual, el presidente de la organización ambientalista Cuña Pirú (A. del Valle), se refirió entre otras cuestiones a la Comisión Mundial de Represas y a la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA). Sobre la Comisión Mundial de Represas, el disertante reseñó que “los sectores que están a favor de las represas le restan importancia a la comisión, pero se trata de un órgano sumamente importante que ha hecho estudios muy profundos y relevantes, con conclusiones muy claras”.
Entre estas recomendaciones de la comisión, Breganolo recordó que la misma “desaconseja totalmente la edificación de represas en zonas tropicales y sub-tropicales”, y refirió a las severas consecuencias a las que conllevaron varias represas en el mundo estudiadas por la comisión.
Sobre el IIRSA, lo primero que señaló el ambientalista fue su preocupación por el hecho de que “ningún representante de la provincia menciona al IIRSA, y es algo fundamental, ya que este es el órgano que promueve las represas, como parte de un plan perverso para instalar el ALCA en los países latinoamericanos; es la infraestructura para eso”.
Recordó luego, que el ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas) que Estados Unidos intentó -sin éxito- imponer en Latinoamérica, con el objetivo encubierto de explotar los recursos naturales de estos países. Sobre el aspecto energético, Breganolo consideró que “Garabí es energía que va a un lugar central, y de ahí se distribuye, por eso es triste ver como muchos intendentes ingenuamente creen que en las promesas de que sus pueblos se verán beneficiados directamente por la cercanía a la obra, nada más falso que eso”.
También puntualizó sobre Yacyretá y recordó algunas de las leyes que brindan derechos a los ciudadanos en cuanto al poder en la toma de decisiones sobre los recursos naturales y el acceso a la información. “Lo que para algunos significa crecer, para la mayoría significa aplastarse. No existen represas sustentables, el término sustentable ya ese aplica a todo, casi siempre cuando se trata de proyectos destructivos y que nada tiene de sustentables”, comentó.

“No se puede ser tibio, se está a favor o en contra”
A su turno, Eric Barney retomó las críticas al IIRSA, manifestando que “es el pulpo gigante que nos agobia y viene a imponernos estos proyectos”. El ingeniero criticó el hecho de que “se han gastado millones de dólares en estudios sobre Garabí sin preguntarle nada a la ciudadanía” y recordó que “en Esquel el pueblo invocando las leyes echó a la Barrick Gold así que en Misiones es el pueblo amparado en sus derechos quien va a impedir Garabí y cualquier otra represa”. Lamentó el ingeniero el hecho de que sea el director de la EBY, Oscar Thomas, quien esté al frente de las negociaciones con la Nación por el tema Garabí: “El hecho de que Thomas esté en ese lugar habla a las claras de la posición del Gobierno de Misiones”. Sobre la actitud autista del actual gobierno misionero, Barney recordó que “tuvimos una reunión con el Gobernador, y fue muy claro, dijo que no le interesaba crear una Dirección de Recursos Hídricos para plantear proyectos alternativos de energía, porque no creía en las instituciones burocráticas, pero se ve que sí creyó en la institución del turismo porque creó el ministerio”. “Fuimos con propuestas bien concretas y nos dijo que no tenía plata para eso.
Y cuando le preguntamos por las regalías de Yacyretá nos contestó que con ese dinero asfaltó el Moconá”, recordó.
El especialista en energías alternativas soslayó que “los políticos no pueden ser tibios ante una cuestión como la de Garabí, se está a favor o en contra, porque serán los jóvenes quienes esperan un mensaje claro y contundente”, y agregó que “es una mentira absoluta que Misiones va a tener beneficios en energía, cualquier ingeniero sabe que la energía de una represa se centraliza y que es imposible regular turbinas para una provincia, es una falacia total”.
Subrayó Barney que “no hay beneficios ni regalías que justifiquen la pérdida de 35 mil hectáreas y las terribles consecuencias de ello para la salud y le medio ambiente, ni siquiera es verdad que traerá mano de obra porque no existe personal capacitado para trabajar en ese tipo de obras, será mano de obra de otro lado. En vez de aceptar esta idea descabellada de la represa, es hora de generar nuestro propio desarrollo energético, aprovechando las setenta maravillosas cuencas internas que tenemos”.

 “Peor que mil traidores es un pelotudo que no acusa recibo de la realidad”                                                                               Eduardo Monte Jopia (CABA)

jueves, 9 de diciembre de 2010

LA ACTUALIDAD ARGENTINA POR TZVETAN TODOROV

Inauguro un espacio diferente dentro de mi blog: el de reproducir artículos que me parecen interesante y que fueron publicados en diferentes medios gráficos de nuestro país. Por ejemplo, la mirada sobre la política actual en la Argentina del semiólogo, intelectual y filósofo francés de origen búlgaro Tzvetan Todorov, este artículo fue publicado hoy (08/12/10) en La Nación.


Opinión: Los riesgos de una memoria incompleta
Tzvetan Todorov
El País Miércoles 8 de diciembre de 2010 (edición impresa)

Uno de los intelectuales más lúcidos y respetados de la actualidad, el semiólogo y filósofo francés de origen búlgaro Tzvetan Todorov, experto en analizar la memoria después del horror, visitó la Argentina hace unas semanas y refuta en este artículo el relato que hace el Gobierno sobre víctimas y victimarios de los años setenta.

PARIS.- El mes pasado fui por primera vez a Buenos Aires, donde permanecí una semana. Mis impresiones del país son forzosamente superficiales. Aun así, voy a arriesgarme a transcribirlas aquí, pues sé que, a veces, al contemplar un paisaje desde lejos divisamos cosas que a los habitantes del lugar se les escapan: es el privilegio efímero del visitante extranjero.

He escrito en varias ocasiones sobre las cuestiones que suscita la memoria de acontecimientos públicos traumatizantes: la Segunda Guerra Mundial, regímenes totalitarios, campos de concentración... Esta es, sin duda, la razón por la que me invitaron a visitar varios lugares vinculados con la historia reciente de la Argentina. Así, pues, estuve en la ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada), un cuartel que, durante los años de la última dictadura militar (1976-1983), fue transformado en centro de detención y tortura. Alrededor de 5000 personas pasaron por este lugar, el más importante en su género, pero no el único: el número total de víctimas no se conoce con precisión, pero se estima en unas 30.000. También fui al Parque de la Memoria, a orillas del Río de la Plata, donde se ha erigido una larga estela destinada a portar los nombres de todas las víctimas de la represión (unas 10.000, por ahora). La estela representa una enorme herida que nunca se cierra.

El término "terrorismo de Estado", empleado para designar el proceso que conmemoran estos lugares, es muy apropiado. Las personas detenidas eran maltratadas en ausencia de todo marco legal. Primero, las sometían a torturas destinadas a arrancarles informaciones que permitieran otros arrestos. A los detenidos, les colocaban una capucha en la cabeza para impedirles ver y oír; o, por el contrario, los mantenían en una sala con una luz cegadora y una música ensordecedora. Luego, eran ejecutados sin juicio: a menudo narcotizados y arrojados al río desde un helicóptero; así es como se convertían en "desaparecidos". Un crimen específico de la dictadura argentina fue el robo de niños: las mujeres embarazadas detenidas eran custodiadas hasta que nacían sus hijos; luego, sufrían la misma suerte que el resto de los presos. En cuanto a los niños, eran entregados en adopción a las familias de los militares o a las de sus amigos. El drama de estos niños, hoy adultos, cuyos padres adoptivos son indirectamente responsables de la muerte de sus padres biológicos, es particularmente conmovedor.

En el catálogo institucional del Parque de la Memoria, publicado hace algunos meses, se puede leer: "Indudablemente, hoy la Argentina es un país ejemplar en relación con la búsqueda de la Memoria, Verdad y Justicia". Pese a la emoción experimentada ante las huellas de la violencia pasada, no consigo suscribir esta afirmación.

En ninguno de los dos lugares que visité vi el menor signo que remitiese al contexto en el cual, en 1976, se instauró la dictadura, ni a lo que la precedió y la siguió. Ahora bien, como todos sabemos, el período 1973-1976 fue el de las tensiones extremas que condujeron al país al borde de la guerra civil. Los Montoneros y otros grupos de extrema izquierda organizaban asesinatos de personalidades políticas y militares, que a veces incluían a toda su familia, tomaban rehenes con el fin de obtener un rescate, volaban edificios públicos y atracaban bancos. Tras la instauración de la dictadura, obedeciendo a sus dirigentes, a menudo refugiados en el extranjero, esos mismos grupúsculos pasaron a la clandestinidad y continuaron la lucha armada. Tampoco se puede silenciar la ideología que inspiraba a esta guerrilla de extrema izquierda y al régimen que tanto anhelaba.

Como fue vencida y eliminada, no se pueden calibrar las consecuencias que hubiera tenido su victoria. Pero, a título de comparación, podemos recordar que, más o menos en el mismo momento (entre 1975 y 1979), una guerrilla de extrema izquierda se hizo con el poder en Camboya. El genocidio que desencadenó causó la muerte de alrededor de un millón y medio de personas, el 25% de la población del país. Las víctimas de la represión del terrorismo de Estado en Argentina, demasiado numerosas, representan el 0,01% de la población.

Claro está que no se puede asimilar a las víctimas reales con las víctimas potenciales. Tampoco estoy sugiriendo que la violencia de la guerrilla sea equiparable a la de la dictadura. No sólo las cifras son, una vez más, desproporcionadas, sino que además los crímenes de la dictadura son particularmente graves por el hecho de ser promovidos por el aparato del Estado, garante teórico de la legalidad. No sólo destruyen las vidas de los individuos, sino las mismas bases de la vida común. Sin embargo, no deja de ser cierto que un terrorismo revolucionario precedió y convivió al principio con el terrorismo de Estado, y que no se puede comprender el uno sin el otro.

En su introducción, el catálogo del Parque de la Memoria define así la ambición de este lugar: "Sólo de esta manera se puede realmente entender la tragedia de hombres y mujeres y el papel que cada uno tuvo en la historia". Pero no se puede comprender el destino de esas personas sin saber por qué ideal combatían ni de qué medios se servían. El visitante ignora todo lo relativo a su vida anterior a la detención: han sido reducidas al papel de víctimas meramente pasivas que nunca tuvieron voluntad propia ni llevaron a cabo ningún acto. Se nos ofrece la oportunidad de compararlas, no de comprenderlas. Sin embargo, su tragedia va más allá de la derrota y la muerte: luchaban en nombre de una ideología que, si hubiera salido victoriosa, probablemente habría provocado tantas víctimas, si no más, como sus enemigos. En todo caso, en su mayoría, eran combatientes que sabían que asumían ciertos riesgos.

La manera de presentar el pasado en estos lugares seguramente ilustra la memoria de uno de los actores del drama, el grupo de los reprimidos; pero no se puede decir que defienda eficazmente la Verdad, ya que omite parcelas enteras de la Historia. En cuanto a la Justicia, si entendemos por tal un juicio que no se limita a los tribunales, sino que atañe a nuestras vidas, sigue siendo imperfecta: el juicio equitativo es aquel que tiene en cuenta el contexto en el que se produce un acontecimiento, sus antecedentes y sus consecuencias. En este caso, la represión ejercida por la dictadura se nos presenta aislada del resto.

La cuestión que me preocupa no tiene que ver con la evaluación de las dos ideologías que se enfrentaron y siguen teniendo sus partidarios; es la de la comprensión histórica. Pues una sociedad necesita conocer la Historia, no solamente tener memoria. La memoria colectiva es subjetiva: refleja las vivencias de uno de los grupos constitutivos de la sociedad; por eso puede ser utilizada por ese grupo como un medio para adquirir o reforzar una posición política. Por su parte, la Historia no se hace con un objetivo político (o si no, es una mala Historia), sino con la verdad y la justicia como únicos imperativos. Aspira a la objetividad y establece los hechos con precisión; para los juicios que formula, se basa en la intersubjetividad, en otras palabras, intenta tener en cuenta la pluralidad de puntos de vista que se expresan en el seno de una sociedad.

La Historia nos ayuda a salir de la ilusión maniquea en la que a menudo nos encierra la memoria: la división de la humanidad en dos compartimentos estancos, buenos y malos, víctimas y verdugos, inocentes y culpables. Si no conseguimos acceder a la Historia, ¿cómo podría verse coronado por el éxito el llamamiento al "¡Nunca más!"? Cuando uno atribuye todos los errores a los otros y se cree irreprochable, está preparando el retorno de la violencia, revestida de un vocabulario nuevo, adaptada a unas circunstancias inéditas. Comprender al enemigo quiere decir también descubrir en qué nos parecemos a él. No hay que olvidar que la inmensa mayoría de los crímenes colectivos fueron cometidos en nombre del bien, la justicia y la felicidad para todos. Las causas nobles no disculpan los actos innobles.

En la Argentina, varios libros debaten sobre estas cuestiones; varios encuentros han tenido lugar también entre hijos o padres de las víctimas de uno u otro terrorismo. Su impacto global sobre la sociedad es a menudo limitado, pues, por el momento, el debate está sometido a las estrategias de los partidos. Sería más conveniente que quedara en manos de la sociedad civil y que aquellos cuya palabra tiene algún prestigio, hombres y mujeres de la política, antiguos militantes de una u otra causa, sabios y escritores reconocidos, contribuyan al advenimiento de una visión más exacta y más compleja del pasado común.